Un día, un momento

Un día, un momento
María, la autora

sábado, 10 de abril de 2010

LA PRIMERA SALIDA.


No salió de la casa desde que vino. Hoy se cumplen 9 meses desde ese día. Al principio, no aceptaba mirar por la ventana, tan siquiera. El miedo.Enorme, en su pensamiento, en su dolorosa experiencia, le indicaba que "afuera", era temible. Ayer, lo llevamos al Hospital. A la consulta que le estaba haciendo falta. Fué, MUY FUERTE. Fueron momentos de tensión extrema.Pablo, ante la inminencia de su salida, se defendió, como él sabe.Se agredió, tiró objetos-entre ellos un televisor-hubo cantidad de vidrios rotos, su grito gutural, y,un gemido que estremecía el alma. Al fin y con la coaboración de varias personas, médica incluída, mi hijo, subió a la dichosa ambulancia-vivimos a unos 20 mts de Capital-y emprendimos el viaje.Primero, apretó los ojos fuertemente, más, ante el movimiento del vehículo, poco a poco, empezó a mirar. Y a reconocer. La autopista. Los edificios. Y vió los aviones, a lo lejos, los mástiles de navíos, y los autos, en sucesión infinita.Al fin, el pasajero llegó a destino.Y, allí, entró sonriente, ya sin temor alguno. Estuvimos con la Dra, y se dejó revisar, eso, sí, le comió todas las golosinas-menos mal que no eran muchas-que ella tenía.El regreso vino bien, hasta que, andado algún trecho de la Panamericana, se empezó a inquietar. Miraba la carretera como buscando señales de que sí volvíamos, más, la cinta y sus banquinas-en todas partes iguales-lo inquietaban. Estábamos en el acceso norte, más, podía, haber sido el otro, el acceso oeste(el del "hogar", áquel tan temido. Y de pronto-menos mal es cerca-entramos saliendo de la Autopista, a una Avenida que él ya había visto en el viaje de ida.Ahí, su ALIVIO fué, evidente. Unos minutos, más tarde, estábamos frente a la casa. Me miró, y bajó la vista, luego, como avergonzado. Es que yo le había repetido todo el tiempo:ya volvemos. A casa. Una gran sonrisa le aclaró el rostro, algo ensombrecido por la tensión. Se durmió temprano. Rendido.Tantas emocionesen un solo día. Yo, en cambio, a pesar del cansancio, no podía más que pensar en su miedo, en su padecimiento. Cuán fuerte era, es.Anoche, sí, yo me pregunté:PORQUÉ A ÉL? YO DEBÍ ESTAR EN SU LUGAR. Era a mí a la que debieron pasarle esas cosas. Yo elegí. Él no pudo hacerlo. Hijo MÍO.

3 comentarios:

  1. Maria:

    Siempre te lo he dicho, te admiro tanto..tienes una fortaleza de corazon admirable.

    Que Dios te bendiga siempre a ti, a tu hermosa familia y en especial a tu hijo, al que se que amas muchisimo.

    Georgina.

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  2. Gracias Georgina, espero que me dure-el temple-.Pienso que TODAS LAS MADRES, VOS, OTRAS MUCHAS, YO,DE ESTOS HIJOS, SOMOS DOTADAS DE ESA FORTALEZA.A DIOS, GRACIAS!

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  3. Fuerza Maria sos una gran madre!!! ya de a poco se va a ir acostumbrando a salir, besos

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