Un día, un momento

Un día, un momento
María, la autora

lunes, 5 de abril de 2010

UN AÑO MUY BUENO.


Así es que para el año siguiente, no teníamos escuela. El jardín terapéutico había debido cerrar, pues, los padres no abonaron-todos-la cuota. Yo conocía a una maestra de grado,qe, me dijo que lo llevara a su escuela. Que tenía grados "de aprendizaje lento". Allí fuimos con nuestro hijo, guardapolvo blanco, parecía uno más entre tantos. Tres meses, fuimos y vinimos con él, tres meses de esfuerzo denodado de una docente, Teresita, que, no pudo lograr que Pablo se quedara dentro del aula. Mientras, el Dr A, me tenía buenas noticias. Va a venir a trabajar conmigo-me dijo-una psicóloga que, QUIERE el desafío de tratar a su hijo. Poco antes de cumplir los 7 años, lo llevamos con María Esther. Y allí empezó otra historia. Las sesiones duraban dos horas. Juan Pablo respondía, María Esther y él sincronizaban a la perfección. Cómo aprendió mi hijo esos días! a armar rompecabezas, encajes, y a escribir las primeras palabras. También, la noción de arriba, abajo, adentro, afuera, los colores, las formas. Ella me dijo, un día: igual, necesitamos el Centro, para que se integre, aprenda a estar con los demás chicos, y aprenda de ellos. Dónde? si no había. Y, de pronto, aquel papá que había conocido en el jardín, padre de Natasha, me llegó con la noticia. Iban a inaugurar un Centro que era el fruto de un gran esfuerzo de parte de mucha gente, cuyo impulsor era el Dr Chabrillón. El pediatra, del que me he tomado el atrevimiento de hablar en otras entradas. Así, en enero del 88, Pablo comenzó a concurrir al lugar donde pasaría sus más buenos momentos. Entre tanto, de la obra social, ni noticias. Todo lo cubríamos nosotros, eran inútiles las notas, las llamadas telefónicas, total, yo vivía BIEN LEJOS. Una vez nos mandaron un mes de los honorarios de María Esther, me acuerdo que, riéndose me dijo: Qué voy a hacer "con tanta plata!". Durante todo ese año, Juan Pablo tuvo el Centro, sus clases con ella y a nosotros, profesores algo flojos, más, empeñosos. Fué, ese año, la mejor etapa de la vida del protagonista de esta historia.Continuaré en otra entrada.

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