Un día, un momento

Un día, un momento
María, la autora

lunes, 31 de mayo de 2010

EL SUR, AÑO 2005


Fuí con Cecilia a la oficina de los que ayudaban a hacer los trámites para los que como en mi caso,habían sido despedidos por razones políticas. Cuando dije mi nombre, varias personas-todas-que estaban allí, se pusieron de pie.La hermana de Miguel-eso dijeron-y la rotundez de ESE HOMENAJE A MI HERMANO, me conmovió HONDO, PROFUNDO. A tantos años de su desaparición, su NOMBRE aún los convocaba. Había mucho por hacer-yo no tenía nacionalidad-mis papeles, mis aportes-por lo tanto-no figuraban en ninguna parte. La desaparición blanca, los crímenes naif de el imnombrable. Mi hermano menor no podía ayudarme en esto.Y el otro, tampoco. Seguí hablando con gente que por esa época había trabajado en ENTEL, más, todo lo que conseguí fueron el decirme que sí, se acodaban de mí, más no "podían dar testimonio". Porqué?-me preguntaba -mientras mis hermanos trataban de hacer de nuestro viaje, algo placentero. Y lo lograron. Cecilia pudo ver las maravillas geográficas, y ella y mi hermana turistearon. Yo fuí a la casa de mi hija. Allí, mientras subíamos el empinado acceso al barrio,la emoción me invadió. Margarita, he vuelto, dije a su retrato-el de mi madre-aún con lo tonto que parece. Y me emabrqué en largas conversaciones con mi hija, disfruté de mis nietos. Era mi regreso.Y hubo más paseos y también tramité mi documento de identidad. Fueron días de reencuentro,de escuchar cosas que no sabíamos habíamos vivido cada uno. Cada noche, llamaba a Buenos Aires.

No hay comentarios:

Publicar un comentario