EL GUARDIÁN DE LA ALDEA

Nunca fué aceptado por la pequeña comunidad de la más pequeña, aún ciudadela.  Vivían allí personas a las que poco unía, salvo un interés compartido: la habladuría. Los temas eran siempre los mismos( amoríos, clandestinos u oficiales, andanzas de algunos, poliquitería,subsidios estatales(por "desempleo", "causado por accidente"), fútbol, y "biografías" varias. Un día, EL TEMA FUÉ ÉL.  Y por mucho tiempo fué el foco de atención, el remedio para el aburrimiento crónico-que era su VERDADERO MAL-. Y así, cualquier cosa, incidente cotidiano, actitudes del niño-con AUTISMO- se convertían en el plato sabroso del día. Y empezaron a considerar QUÉ CUÁN "PELIGROSO" era. Y acudieron al oficial a cargo de la pequeña seccional. Y le contaron, le hablaron de sus temores. Al Principal Cabrera. Y, éste, que estaba allí, quizás en castigo, o para esquivar alguna sanción(por actuaciones "indebidas")se sonrió para sí. " Voy a actuar al servicio de esta comunidad", les dijo. Y empezó el asedio. A toda hora, a cualquier hora. Tocaba el timbre y atendía el padre o a veces, la hermanita.Más a él-al policía- no le interesaba hablar con ellos.(lo que él no sabía es que a la que buscaba, la madre, la habían liberado de esa tarea). Mientras, el guardián de la aldea, se entretenía en otros casos, como la chiquilina del barrio Lago Chico, o la gringuita que trabajaba de "casera" en una elegante casa de los alrededores. Eran diversiones pasajeras. Un día la madre fué hasta la seccional. Quería denunciar "ante la autoridad"(le pareció DEMASIADO) QUE ASU HIJO, UN HOMBRE LO HABÍA PERSEGUIDO EN CAMIONETA. A SU HIJO.Si no hubiera llegado a tiempo, el niño habría sido atropellado. Además, el hombre éste había manifestado- a los gritos- su intención de hacerlo. En cualquier momento. El Guardián la miraba. La madre se quedó en silencio esperando.Y escuchó atónita, lo que él le dijo:"no voy a tomar ninguna denuncia, su hijo es "un peligro" para la comunidad". "El Sr ése-el de la camioneta- estará harto, como lo están sus vecinos" . "Le advierto que voy a tomar medidas duras, y AHORA, VÁYASE DE AQUÍ".  Y, "las medidas" se implementaron. Ya no hubo noches-cuando el recreíto solía ser de la madre y su hijo- que tuvieran paz. El Guardián se aparecía de golpe, como una sombra y gritaba al niño. La madre resistía. No voy a irme de aquí. Y mi hijo no se va a privar de correr. Y los tres se quedaban, uno corriendo-ajeno a todo- la otra sin hablar con toda la carga de la bronca contenida, el guardián, mirñandolos. Desde algunas persianas abiertas apenas, los vecinos miraban.  A SU  GUARDIÁN. Y disfrutaban DE LA SEGURIDAD.  Hoy, la aldea es un montón de ruinas¿Yel Guardián? vaya uno  a saber....