Un día, un momento

Un día, un momento
María, la autora

sábado, 14 de julio de 2012

AUSENCIA Y SOLEDAD

 La verdad, de mis vivencias, concluyo que la soledad se hace sentir más de día. La noche(para mí al menos) es un viaje de ida sin sobresaltos.Las mañanas son breves, agitadas. Las tardes son las que hacen recordar qué solos estamos!viejos y solos, inmersos cada uno en su pro-pia isla.Yo canto, para ahuyentarla.Pero, no puedo impedir que a veces cuando me distraigo(y me olvido de si estoy sola o acompañada)cocinando, me abra la puerta, sí"! ella ,la ausencia. Lo hace, literalmente aunque se ayude o se valga del viento.Hoy dos veces me hizo creer que al-guien llegaba. Tramposa!son hermanas esas dos, Soledad y Ausencia. Pero, no van a poder conmigo. Lo malo es que me he enlentecido. Físicamente, al menos. Entonces, estas dos me alcanzan. Ahora mismo, las estoy ahuyentando. Porque estos torpes escritos son para mí como una gran conversación para Uds que sé, a veces, se entretienen. Yo me dirijo así como si estuviéramos frente a frente.Cara a cara como dice el tango. Y no importa si son de por acá, o de allá más lejos, porque sé tienen Uds parecidos inconvenientes. La tarde se hizo noche y me voy a la cocina. Es otro placer para mí.Algo rico para mi Checho(Cecilia) que insiste en seguir adolesciendo. Junto a papá y mamá. Hoy Juan no viene. Quiso quedarse allá. Y, debe ser más entretenido.Serán las tardes los contenedores de las ausencias?

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