Un día, un momento

Un día, un momento
María, la autora

jueves, 18 de septiembre de 2014

Historias pequeñas pero ejemplificadoras.

Juan Pablo, recuerdo ese día en que como no pudiste ir al Centro, nos fuimos al Tigre.Recuerdo esa alegría tuya, y el remisero que creía que eras Rain Man y enfiló para el Casino. No eras Rain Man, eras y sos Juan Pablo, alguien que cuando creo a salvo, ya estás en peligro. Una vez más, hijo, voy a ir a salvarte. ¿Por cuánto tiempo, ángel mío, lo podré lograr?estás cansado. Durante años te han dicho qué hacer, te han medicado, humillado, DIOS! y cada vez cuesta más sacarte adelante. Hoy, mañana, voy otra vez. A buscarte. A llevarte donde estés bien. Todos los lugares donde has estado terminan siendo espacios sin ningún aporte para tu crecimiento. Más, aquel día nos divertimos mucho. En el Casino descubriste con tu gran olfato el buffet. Y allí te comportaste como si fueras un hombre acostumbrado a degustar manjares.Dos chicas muy bonitas te rodeaban, una a cada lado. Ah! si parecías la imagen del playboy! ese comportamiento tuyo, comiendo con delicadeza, tus modales, todo, demuestra que como decían en un tiempo y un lugar donde viví, que uno es para cada ocasión y ambiente, una persona acorde.Eso demuestra tu inteligencia intacta(en ese tiempo te había rescatado de una internación y ya repuesto)pese a las medicaciones, inútiles que yo te había ya retirado menos el anticonvulsivo.¿Hasta cuándo habrá que repetir que los medicamentos "tranquilizantes" no funcionan igual para todos????!!!!Y menos para el autismo. Más, los médicos han de "obedecer" la consigna, el mandato de los grandes laboratorios. Ese día degustaste unas ricas tostadas de atún, acompàñadas de gaseosa, y luego postre. Al principio, mirabas cómo la gente ponía fichas o cospeles en las ranuras. Te agachabas para mirar(por dónde caía la gaseosa o el alfajor o el cafecito) y me pediste comprar fichas. Las colocabas en la ranura, y luego esperabas a ver si caía algo. Al ver que "no pasaba nada", me diste la mano y marchaste conmigo hacia el sector gastronómico. Mi Juan! recuerdo tu mirada recorriendo el lugar mirando cómo la gente acometía con las máquinas de juego, que a vos, no te atraían para nada. Los mirabas como diciendo:¿qué quieren?, hasta le tocaste el hombro a una señora y le indicaste la parte de abajo, vacía. La verdad, si nos quedábamos más, nos iban a echar. Juan Pablo Yrigoy, combatiendo el vicio del juego!. Hijo, tu lógica tan pura no debía ser apagada con sustancias.Ayer estuve con los coroneles de la O.S. Bueno, algo conseguí. Pileta para todo el año!. 

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