Un día, un momento

Un día, un momento
María, la autora

lunes, 17 de noviembre de 2014

Historia chiquita de dos nenes y su mamá y un río y

Hoy te vi tan contento Juan Pablo! no parecías ir de exámenes , de estudios clínicos y Drs. Y entonces me acordé de una vez que fuimos al Parque allá en esa tierra que es tu lugar natal. Había hamacas, y estaba tu hermana, por ese tiempo muy chiquita. No sé porqué digo tiempo, como dándole entidad, cuando no hay nada que lo pruebe más que unos inventos cada vez más graciosos que, eh! ya sabés,se llaman relojes. Por eso hoy, pude oir tu risa y la de ella, ese sonido de campanitas al chocarse unas con otras. Pude sentir tu cuerpito al tomarte de lo alto de la hamaca donde te habías encaramado. Y pude oler ese olorcito de la piel tuya y la de la nena. Eran los dos corriendo y jugando a empujarse y yo atrás, mirando, disfrutando.Y esa noche al ir a dormir, dejaste que te acomodara las mantas y escuchaste esa canción que a veces no te gustaba y otras sí, y era cuando la empezabas a "buscar" adentro de la radio. Se quedaron dormidos los dos en sus camas y era una visión tan bella, dos humanitos tan lindos, tan ricos de infancia y de gracia. Y pensé qué rica soy! así me sentí esa noche y muchas noches que están ahí, cuando quiero, las agarro y voy contigo y te cuento cuentos que no escuchas y te vas riendo, y la nena en mis brazos. Oigo esa letanía de voces que se diluyen y la calle donde vivimos se va vaciando de gente, de ruidos y de perros.A poca distancia el río con su eterno rolar y andar y andar se va llevando esta historia y la saben los peces y las aves de las orillas. Más, la gente, toda la gente no la sabe. Por eso la estoy contando aquí. En una casita cerca de un enorme río vivían dos niños que jugaban,
que juegan allí y nadie puede impedirlo porque una madre que no olvida sigue viviendo con ellos los juegos, las risas, y hay tanta felicidad que guardada, hoy te rodea y es el bálsamo, el manto que protege tu vida y la de ella, tu hermanita. Tanta ternura de brazos acunando se quedó en mí y así cuando te toco soy esa mamá y vos, ese niño. Lo mismo con tu hermana. Así es que, cuando ya parece que nos vamos a caer en alguna pendiente sin fin, no lo hacemos porque el amor es la barrera que no lo permite. Duerme que sigo en pie, en vigilia, atenta. Duerme que estoy cantando tu canción que buscabas adentro de la radio.

1 comentario:

  1. Yo sé que ahora mismo estás escuchando esa canción de la radio, que, a veces no sonaba y vos buscabas hurgando en el aparato. Yo sé que vas a sanar, y que, vos, tu historia que yo estoy contando ( y no solo en este blog) ha de sorprender a muchos y enseñar a otros tantos. Le pido a Dios terminar de escribirla y que puedas leerla.

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