Un día, un momento

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María, la autora
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viernes, 23 de abril de 2010

Acompañantes, parte 2


La experiencia de los acompañantes, de todos, fué Silver, quien se quedó como tal, al principio, fué como excelente.Había algo en el joven, que, aún, no dispuestos a una aceptación-de mi hijo-hizo que, empezaran a prestar una atención distinta. Un día, Silver me dijo que era mejor salir, con Pablo, ir a pasear, "no soporto a las doñas", agregó, a modo de explicación. Yo lo entendí, y así empezaron a ir a el centro, a comprar, a distintos lugares, que, a la vez, servían para la socialización de Pablo. Un día-ellos habían salido-fuimos nosotros al supermercado. Andando entre las góndolas, vemos a Silver eligiendo productos, parado atrás de él, a Juan Pablo, de brazos crizados, mirando con interés.Nos fuimos, tratando de que no nos vieran. Estábamos impresionados. Juan Pablo, de compras, sin los viejos comportamientos de antes! Era, misión imposible, tratar de ir a los comercios, adquirir productos, comportarse, andando con él, sin que se dispararan los conflictos.Tuvimos esperanzas. Las cosas parecían, por fin, mejorar.A todo esto, la obra social, aceptó-oh, milagro!-cubrir, por sistema de reintegro, esta prestación.Silver pasó a ser uno más entre nosotros. Yo le prestaba libros, él quería saber más del autismo. Habían pasado 6 meses de esta "nueva vida"era invierno. Juan Pablo estaba serio, casi no reía, tampoco trataba de escaparse. Un día, estaba tratando de que me dejara atarle las zapatillas, cuando apareció Silver, y, oh, sorpresa! mi hijo, se agachó y se ató CORRECTAMENTE, ÉL SOLO LOS CORDONES! Silver, le dije:cómo has logrado ésto? "y, Maru, tengo mis métodos". Me quedé pensando¿cuáles serían "sus métodos"? Había una Sra en el barrio, que, de todos, siempre tuvo una actitud no sólo de aceptación, sino de cariño hacia mi hijo.Fué ella, la que empezó a decirme que no lo dejara salir más, solo con el acompañante. Y, también, otros que, no vivían en el mismo sector, pero, conocían a mi hijo.Que lo habían visto en tal o cual lado, a Pablo, no sólo con Silver, sino con otras personas. Ya alarmada, de veras, le pregunté a Silver:es así?, es verdad? adónde lo llevás?"ay, Maru"-me dijo-"ahora se va a dejar llevar por cuentos", "no hemos ido a el Parque", "y nunca ando, si estoy trabajando, con amigos, le están "llenando la cabeza", no sé porqué les hace caso". Roberto ´me dijo"mamá, dejalo, yo los voy a seguir". Le pidió el auto a un amigo-el que tenía él era tan reconocible-y salió, después de ellos. Entraron a una casa. Ahí, mi hijo se bajó, y sin esperar que le abrieran, entró. No me  quiso   contar en detalle, lo que pasó allí. Solamente,  trajo de vuelta al hermano, y me dijo que no le permitiera la entrada a Silver. Yo miraba a Pablo, inmerso en su inmutabilidad, dolida, impotente, al no poder descubrir, nada que me indicara lo que habia estado sucediendo. Al otro día, sin dar cuenta a nadie, fuí a la casa donde vivía Silver. Golpeé, nadie salía, aunque, adentro, se escuchaban ruidos.  Estuve un buen rato, allí, y de pronto, apareció Roberto, se había dado cuenta de adónde había ido yo. "Mamá"-me dijo-"ya está, dejalo". No, no hasta que sepa, contesté. Por fin, abrieron la puerta.  Y Silver, asustado, nervioso, me gritó: "yo no le hecho nada a su hijo", "de qué me van a acusar?". Mirá Silver, yo necesito saber, le dije. Ahora creo entender "tus métodos".Nunca llegamos a saber lo que realmente pasó. Roberto sólo había visto a su hermano en compañía de Silver y otros muchachos. En esa otra casa. Lo que supe después fué que, había sido despedido del Hospital, por consumo de sustancias prohibidas. Por supuesto, llevamos a Juan Pablo a un examen físico, más, no había evidencias de abusos, nada que determinara daño a su integridad física. Después, vinimos a Buenos Aires, donde tuvo atención psiquiátrica y psicológica. Lo único que se pudo vislumbrar, fué que, él, de siempre tan "despreocupado", había cambiado. Se agredía con saña. Salía afuera, sólo después de asegurarse que no hubiera casi nadie. Ya no era "el arrebatador" de golosinas. Corría, eso, sí, mucho. Seguía yendo a la piscina.