Un día, un momento

Un día, un momento
María, la autora
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jueves, 27 de mayo de 2010

AÑO 2005


La abogada no estaba más. Hablé con el portero del edificio que dijo no saber dónde se había mudado.Y también que venían varias personas-clientes-a buscar desesperados, sus documentos. Así es que IOSE-y los demás-estaban a salvo. Nosotros nos enfren atábamos a gastos que no habíamos previsto(iose no me cubría nada)y el dinero se esfumaba. La dueña del dpto empezó a decirme que, de renovar el contrato, iba a ser con un aumento de $250 más-ya pagábamos casi 1200-.Yo había hecho un depósito a modo de garantía, más, éste no servía para pagar el aumento. Yo esperaba que la situación se resolviera, que apareciera la abogada, que IOSE finalmente cubriera los pedidos, más, la verdad, es que, nada de esto sucedió, y la dueña nos urgía a adejar el lugar.Ya tenía-nos dijo-nuevos inquilinos. Ella alquilaba, preferentemente a extranjeros"gente con banca, seguros, que pagan en dólares", ja.Decidimos vender nuestra casa en Entre Ríos.No íbamos a vivir más allá, y se corría el riesgo de "que fuera tomada" al permanecer sola. Mis hijos, allá, "hacían guardia" para que esto no sucediera. Juan Pablo notaba la tensión, además, a veces, no podíamos comprar la medicación.Cecilia trabajaba, ya, desde hacía varios meses. Más, los gastos,nos superaban.El frágil equilibrio de mi hijo, al fin se quebró. Y empezaron las tan temidas crisis. Hubo llamadas de emergencia, varias, hasata que en agosto de ese año, debí-por indicación de la Dra del SAME-internarlo de nuevo en la clínica. Esa mañana temprano-después de haber pasado una noche en el Hospital Rivadavia y la clínica-regresé a la CASA SIN JUAN PABLO. TODO VOLVÍA A SER UNA PESADILLA.