Un día, un momento

Un día, un momento
María, la autora
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sábado, 18 de junio de 2011

CON RETRASO(casi perdemos el tren)

Hoy leía las palabras de una mamá afligida por las expresiones de su Dr-que atiende  a su niña con
autismo-. Le ha dicho el profesional que la chica tiene retraso mental. Aparte de autismo. Ella decía:"sabrán estos estudiosos cuánta angustia generan?". No sé si lo saben. Yo he visto DISFRUTAR a uno diciéndome eso mismo. Y cómo no! antes de enter a su consulta yo había abonado$400. Y Allí estaba el buen Dr con sus palabras gastadas, sacadas de alguna conversación de comadres.Menos mal que a mí no me impresionan los títulos, ni mucho menos, el dinero. Eso fué hace años. Las puertas que se cerraron para mi hijo costó mucho abrirlas. Mucho dolor. De todos los integrantes de esta familia. Han de saber Uds que,las O.O.S.S sólo-y con mucha idas y venidas-dan las coberturas de tratamientos si las solicita el Dr tratante. Quiero, deseo que esa mamá- a la que todos le escribimos-busque, encuentre a un buen profesional que posibilite el aprendizaje de la niña sin limitarse a emitir diagnósticos lapidarios que, en nada ayudan a nuestros hijos.Hoy Juan Pablo tiene todo eso. Y avanza. Más, tiene 30 años.De cuánto nos perdimos! cuánto se perdió él. Pero-como dicen: más vale tarde que nunca.Ojalá mis palabras sirvan para que muchos chicos/as reciban los tratamientos adecuados.Que el sufrimiento de mi hijo-que ya es pasado quese podía haber evitado-no se repita para ningún niño/a con autismo. Que desaparezcan los negociados, los oportunistas que se benefician-todavía!-con este sindrome. Ampliemos el espectro de NUESTRA MIRADA MENTAL COMO SOCIEDAD.Y no demos como verdad absoluta lo que dicen los DESTACADOS.

viernes, 26 de febrero de 2010

EL DIAGNÖSTICO

Por fin en un día otoñal del 83', David accedió a inscribir a su hijo en su obra social. Habíamos hablado de todos los pro y los contra. Los reglamentos militares y qué sé yo de las repercusiones y por supuesto, del rechazo del ente. Yo no me sentía mejor que él. Es de imaginar, con "mis antecedentes". Al mes vino la respuesta aprobando. También para Roberto y Cecilia. Igualmente, no pudimos conseguir que aprobaran o costearan todo lo que implicaba el estudio. Allí, empezamos a endeudarnos. El examen consistió en analisis de sangre, electroencefalogramas, y al final, una TAC. Para ésta, hubo que anestesiarlo. Allí estaba yo, al lado del Dr-neurólogo, mirando las imágenes de mi nene dormido. Este Dr me iba diciendo lo que iba viendo:nada. Nada anormal, en su cerebro. Como conclusión nos aconsejó ir con psicólogos.Por la conducta-nos dijo-los berrinches, ya que, quizás, el mutismo se debía a "la propia iniciativa del niño". O sea, este chico se negaba a hablar. "Mirá qué mocoso malo!!!" che.Nos fuimos con nuestro hijo,aún dormido a casa. Encontré, días después a un neurólogo pediatra. Y, ahí, empezamos a considerar la posibilidad de una evaluación. Psicológica.El Dr me decía: no digamos más la palabra autismo, para que no sea una profecia. Estuve de acuerdo. Pasó ese año y justo al cumplir los 4, Pablo empezó con las sesiones a cargo de una psicóloga que, tenía experiencia en el tema. Durante 1 mes y medio, estuve yendo con mi nene a su consultorio. Escuchaba los gritos de él y de ella en los intentos de emitir un diagnóstico. A veces, me tentaba de intervenir, pero, tenía bien presente que mi presencia sólo iba a crear más caos. El día que me citó a mí, sola...ese día, fué en que solté el llanto. A mares. Parecía que nunca iba a dejar de llorar. Su diagnóstico me fué expresado clara y duramente. Mire, me dijo: su hijo es lo que denominamos un gran autista. Es raro, no es frecuente. Y no hay mucho que podamos hacer. A él le van a interesar, solamente dos cosas: la comida y esa pelota que lleva consigo siempre, en ese orden, pero eso va a ser todo. Yo quería gritar, decirle que Juan Pablo sabía nadar, que escalaba muros, que jugaba a la bolita, que, a veces, HABLABA. Ella siguió, indiferente a mis pensamientos. Puedo-me dijo-facilitarle las cosas. Prepararle todos los papeles para la obra social, hay un muy buen internado en Buenos Aires, su hijo va a estar bien. Y Ud, tiene otros hijos, dedíquese a ellos, si no, se va a arruinar la vida y sus vidas. Apenas, pude saludarla como despedida. Las lágrimas eran como como cuchillitos afilados que herían mis ojos. Corrí y lloré, mucho, mucho. Al fin llegué a mi casa. Y abracé a mis hijos. Nunca, me dije, NUNCA voy a permitir que lo internen. Y ahí, empezó mi LUCHA.