Un día, un momento

Un día, un momento
María, la autora
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martes, 4 de mayo de 2010

BREVE MEJORÍA, CRISIS, VIAJE, INTERNACIÓN.

Veníamos a Buenos Aires a realizar estudios a Juan Pablo que no existían allá. Desde sus 4 años. Toda la familia, con el tiempo. Era un buen gasto(estos días comprendí tanto a Miguel de Lucha contra el tiempo). más eran un buen suplemento de las vacaciones que no podíamos tomar. Nos quedábamos unos cuantos días.Paseábamos bastante. Pablo estaba tomando la olanzapina, supervisado por el Dr-el neurólogo-. Fué un cambio extraordinario. Hablaba. Bien. Y estaba más calmo, ya no se desesperaba por salir, esperaba que el lugar estuviese solitario. Parecía tan distinto! durante 4 meses-una pastilla x día-tuvimos la felicidad de ver que él podía hablar, palabras que ni imaginamos, tenía asimiladas. Se interesó por las tareas de la casa. Lavaba platos.Se bañaba no largo rato, se secaba, se vestía. Yo andaba atrás de alguien-profesionales- que pudiera canalizar este despertar.Lamentablemente-aparte de la pileta-no había nada. Cuatro meses. Eso fué lo que duró. Su apertura. (siempre he pensado que ellos, los chicos con autismo, son como las sensitivas, esas plantas de las cuales muchos hemos oído hablar). Un día, cualquiera volvieron las crisis. Más fuertes. Volaban platos, tazas, papeles, cuadros, lo que hubiera. Y se agredía, ay, cómo! ya no había casi, momentos de calma. Quedamos sin ventanas, voló un televisor, un secarropas, y las puertas ya no tenían manijas de tanto que las abría y cerraba. Decidimos traerlo a Buenos Aires.Esta vez viajamos en ambulancia, mi marido y yo con él. De noche. Fué un viaje horrible. Viniendo de Entre Ríos, hay un lugar llamado Ceibas. Es un tramo de la ruta austero, muy sombrío, eso, al menos, siempre me ha parecido-perdón los de allí-bueno, ahí, es ya cerca de Buenos Aires, Juan Pablo empezó a zarandear la ambulancia. Debimos detenernos. Le hablaba yo, le decía que ya llegábamos. Al fin, arribamos a el Hospital Militar. Era temprano.Y Pablo,estaba inquieto. Tanto balnco, tanto Dr. Se tiró al suelo.Y como se le acercaban a pesar de mis advertencias, se fué corriendo hacia una puerta-toda de vidrio-, y bueno, estrelló su brazo contra la misma. De pronto eran todos gritando, el Jefe de Guardia llamando a la Dra, nos hacían preguntas, ya ni recuerdo, Pablo, asustado, se había quedado quieto. Así estaba, cuando llegó la Dra psiquiatra. Y después, no sé, recuerdo que firmamos papeles, luego íbamos en una ambulancia dentro de la ciudad. A una clínica. Neurosiquiátrica. Lo llevaron para adentro. Yo me quedé esperando al Dr. Se abrió una puerta y un sonriente médico me dijo:"Sra, se puede quedar todo lo que quiera, así es la primera vez. Va a ver a su hijo dentro de unos días". Sentí que había caído en una trampa. Lloré y me quedé hasta que el cansancio me rindió.No sé cómo llegué al hotel.Al otro día, me fuí temprano decidida a hacer lo que fuera necesario para sacar a Pablo de allí. Entonces, conocí a el Dr F. Un hombre corpulento, con un rostro que irradia sinceridad. Hablamos. Me explicó que a Juan Pablo le habían dado sedantes. Que era una "cura de sueño". Y que él tampoco estaba de acuerdo con internar a un chico con el diagnóstico de mi hijo. Y que en cuanto se estabilizara, podía llevarlo. Y así fué.