En la clínica el Dr que lo había atendido antes no podía creer que lo tuviera de nuevo allí. Y la Directora del Centro. Me sentí despreciable, despreciada por no haber sabido encontar soluciones.La tristeza me acompañaba, sólo ella. Me daba cuenta que, sin dinero-aclaro que es lo que más me molesta de esa sociedad-no había cómo seguir.Iba a ver a mi hijo todos los días posibles, martes, jueves, viernes, sábado y domingos. Intenté sacarlo a algún paseo. Fué un desastre. El Dr me ayudaba a buscar un Centro. Permanente, ya que, faltaba poco para quedarnos sin casa. Y así, surgió el viaje a Chile.A reclamar mi identidad y a tratar de cobrar mi justa indemnización por despido basado en razones políticas. Mi hermano-en una situación holgada-costeó el viaje de las tres, mi hermana mayor-su presencia, condición indispensable para este obsequio-Cecilia y yo.En avión. Estaba con Pablo el sábado anterior al viaje. Cuando salí de allí, lo encomendé a los Santos de los que creen.El 18/09/2005 estábamos en Ezeiza, las tres. Mi hermana, algo nerviosa, Ceci, expectante, y yo, que ME IMPUSE NO SENTIR. 30 AÑOS SIN HABER PISADO SUELO CHILENO. UN SOLO NOMBRE:JUAN PABLO, MI HIJO.El avión me daba ánimos. era ir rápido y volver de la misma manera. A traer dinero. Para mi chico.Y nos fuimos.
